El impresionante crecimiento económico de China, asociado al gran crecimiento asiático, plantea nuevas cuestiones sobre el futuro de la economía mundial y particularmente sobre los sistemas económicos que orientarán este futuro.
En ese contexto se ubica el debate sobre el marxismo y la experiencia china.
En primer lugar está la cuestión del debate sobre el tema en si mismo.
China se ha convertido en la segunda potencia mundial con un ímpetu que desafía todas las potencias existentes. Y los dirigentes de este país plantean que estos resultados son la consecuencia e la gestión de este proceso por el Estado Chino bajo la dirección del Partido Comunista. En cuanto a los éxitos de esta gestión pocos podrán cuestionarlo, pero seguramente los capitalistas que invierten en China deben creer que esta gestión debe ser mediatizada.
Es interesante ver como en este nuevo contexto se replantea la cuestión de la competencia entre los sistemas económicos. El profesor Wu Shuqing, ex-rector de la Universidad de Beijing, planteó, en su exposición sobre la orientación socialista de las reformas Chinas, los factores que permitieron este éxito.
Según él, ésta es la principal diferencia entre el modelo Chino y el Soviético. Mientras los chinos sabían claramente hacia dónde pretendían ir, y establecieron los ritmos y las dimensiones de la introducción de la propiedad privada en el país, los soviéticos se dejaron llevar por las propuestas ideológicas occidentales de la transición hacia el capitalismo y el método de los choques de política económica, perdiendo el control sobre los cambios.
Es interesante ver también como entiende esta situación el profesor Cheng Enfu, de la Universidad de Shangai. Según él estaría desarrollándose una gran competencia internacional sobre la dirección de la economía mundial, entre los principios de la planificación, bajo la dirección del Estado y del Partido, que utiliza el mercado como instrumento de desarrollo económico y los principios liberales que entregan al mercado la dirección del proceso. Hasta el momento, según él y sus confiados colegas, el principio de la dirección conciente del proceso de desarrollo se ha revelado más eficiente, en condiciones de disputa pacífica entre los principios del libre mercado o los de un mercado dirigido o administrado.
El Dr. Enfu está organizando, en Shangai, un gran encuentro internacional para crear una Asociación Internacional de Economía Política que tendría su próximo encuentro en Japón. Es interesante considerar que los mejores economistas japoneses insisten en la superioridad de la economía dirigida en permanente lucha en contra de los principios neoliberales. Se debe señalar también el aparición reciente del libro del profesor norte americano Rifkin demostrando las debilidades del llamado modelo capitalista anglo-sajón frente al modelo social europeo. Todos estos debates forman parte de la crisis del pensamiento único neoliberal, Pero en el caso de China, traen el peso de un proceso económico extremamente exitoso y de orientación socialista.
En el plano de las relaciones internacionales es interesante notar como está naciendo en China el concepto de competencia pacífica entre diferentes regímenes económicos, al mismo tiempo que el profesor Li Junru nos habla de un crecimiento o expansión pacífica de China como un nuevo camino del desarrollo. El profesor Li Gang habla de un camino de reformas con características chinas.
Uno puede imaginar que esta visión ofensiva y cada vez más optimista encuentre fuertes objeciones y un ambiente escéptico muy fuerte en los medios académicos y tecnocráticos sobretodo en Latinoamérica, REGIÓN DONDE LOS NEOLIBERALES INCRUSTADOS EN LOS BANCOS CENTRALES Y OTROS ORGANISMOS ALTAMENTE CENTRALIZADOS DEL ESTADO, resisten ciegamente a sucesivas derrotas electorales y a grandes movimientos de masa en contra de sus políticas macroeconómicas.
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