martes, 21 de junio de 2011

¿Hay un capitalismo Chino?

Dentro de algunos círculos académicos de áreas afines a la sociología de los negocios internacionales se ha cuestionado si el crecimiento económico de China ha sido motivado por corrientes del capitalismo occidental, o si hay una variación china del capitalismo, o si hay otro sistema económico caracterizado por políticas gubernamentales que promueven altas tasas de inversión en activos fijos (los cuales en el 2009 representaron más del 60% del PIB chino).

Esta discusión respecto a si China es capitalista o no, o si hay una modelo capitalista chino, es relevante puesto que necesitamos prever cómo van a interactuar China y las grandes economías occidentales tradicionales. Si China opera dentro del marco del capitalismo, significa que el país será un competidor, pero si opera bajo otro sistema económico China sería un depredador internacional, y el crecimiento económico continuaría aumentando sin cesar.

Por definición, el capitalismo es una forma de actividad económica caracterizada por la propiedad privada y el libre funcionamiento de los mercados. Dentro del capitalismo, las empresas privadas compiten en mercados por bienes y servicios por capital, y cuya finalidad en sentido clásico estricto es obtener ganancias. Bajo el capitalismo, el papel del Estado está limitado a definir las reglas del juego (como por ejemplo: controlar monopolios), y en casos extremos intervenir en los mercados.

La última edición del Management and Organization Review (Vol. 7. No. 1) está dedicada a China, y a la discusión de si China es capitalista o no desde un enfoque sociológico. En esta edición, Nan Lin muestran cómo las empresas más grandes de la China son propiedad del Estado o controladas por el gobierno, y muestra cómo se desarrolla una forma estatista de capitalismo diferente al concebido en los países de occidente. Esta nueva forma de capitalismo es denominada por Nan Lin como capitalismo administrado centralmente donde el Estado juega un papel cardinal, y esto es lo que lo hace diferente al capitalismo chino, del capitalismo occidental, ya que en este último las formas de gobierno corporativo son en gran medida independientes del Estado. En el caso de China, el hecho que el gobierno corporativo sea centralizado en el Estado implica que los lideres clave son designados para asumir roles centrales a nivel nacional, lo cual significa una administración central que actúa como gran empresario en donde la política prevalece sobre el mercado (political-top and market-bottom).

Desde la apertura a la inversión extranjera a China en 1980, las empresas extranjeras buscaron instalarse con el objetivo de acceder a costos laborales reducidos y beneficios fiscales manufactureros y exportar desde allí, y después empezaron a desarrollar marcas adaptadas para poder penetrar y constituirse en el mercado chino. Otra de las ventajas que ofrecía este país era la devaluación gradual de su moneda entre 1985 y 1993. Esto hizo que China atrajera grandes flujos de tecnología e inversión extranjera, la cual tenía una doble función: aumentar el PIB a través de inversión en activos fijos, y el crecimiento de las reservas de divisas.

A partir ese momento hasta ahora los beneficios iníciales de China han cambiado. Desde el 2004 donde el yuan chino se ha apreciado 20% frente al dólar estadounidense, desde el 2006 han aumentado los salarios, y desde el 2008 no hay incentivos fiscales a empresas extranjeras. Esto se combinó con la caída de los flujos del comercio internacional, en donde el gobierno chino tuvo que intervenir con inversiones en infraestructura y plantas industriales, y subvencionar ventas internas principalmente en las zonas rurales. Estos subsidios y subvenciones provocaron inflación inmobiliaria y en productos alimenticios, ocasionando una inflación descontrolada, pendiente de ser intervenida, en la cual el gobierno chino tendrá que hacer uso de sus reservas, y aumentar las tasas de interés.

Esta situación ha llevado a la economía china a tener una administración y planeación mas centralizada en el gobierno con el fin de mantener e impulsar sus tasas de crecimiento del PIB resistiendo a desplomarse al son de la caída la economía mundial, pero esto no necesariamente significa que China tenga un modelo propio de capitalismo, puede ser que el intervencionismo del gobierno chino sea transitorio: una intervención del gobierno chino para evitar una caída económica enorme.

Maria Alejandra González-Pérez. Jefe del departamento de Negocios Internacionales. Universidad Eafit

El capitalismo sube en China

Los lectores respondieron muy bien al relanzamiento de Fortuna, ahora con el agregado de una selección exclusiva de artículos de The Economist, ya que las ventas aumentaron casi el 11%. Vamos por más: este número la revista de economía y negocios más prestigiosa del mundo nos ofrece notas valiosas, entre las que sobresale el briefing acerca del envejecimiento del público de los medios de comunicación, un hecho que por lo general se vive en el ambiente periodístico como si fuera una catástrofe.
Para The Economist, eso no es así y las razones que brinda son muy atendibles. Muy útiles, casi imprescindibles, para entender las dimensiones de la crisis de la deuda europea resultan los artículos sobre España, Portugal y Grecia.
Claro que The Economist no es solo una revista de economía y negocios, como lo demuestran las notas sobre Ciencia y Tecnología, en especial el artículo referido a las encuestas que revelan por qué las marcas de ropa son tan importantes para los hombres, en general.
Y para comprender que en algunos temas en la Argentina estamos a tono con lo que pasa en el mundo sugiero una nota muy corta, en la página 57, sobre una encuesta de GlobeScan que indica que el capitalismo está en caída a nivel mundial, incluso en los Estados Unidos, el gran templo del libre mercado, donde en los últimos ocho años el apoyo se redujo del 80 al 59%. Otro dato abre esperanzas para este sector: los ciudadanos de China comunista se han convertido en fervientes simpatizantes del capitalismo; allí el respaldo se ubica en el 68%.
Los artículos de The Economist, tan profundos como bien escritos, nos sirven de inspiración también a los periodistas de esta revista, en especial en estos tiempos de tanta crispación, de tanta presión por parte del llamado periodismo “militante” u oficialista. El objetivo es el de siempre: ser buenos periodistas.
Y un ejemplo es la nota de tapa, el reportaje exclusivo al CEO de Siemens, Enrique Genzone, sobre qué está haciendo para limpiar el nombre de esta multinacional alemana del lodo de la corrupción en el que se había metido, no sólo en nuestro país sino a nivel mundial. Una nota lograda gracias al tesón de nuestra editora Virginia Porcella.
También merecen el calificativo de imperdibles el reportaje a Miguel Angel Broda (“La tasa de inflación está estable”, afirma el gurú de la ortodoxia local), y las notas sobre la guerra entre Google y Facebook para definir el futuro de internet, la fusión entre Fenix y Pop Art y un negocio en ascenso: el de las empresas de seguridad.


                                                                                             Editor Ejecutivo de Revista Fortuna
                                                                                                    22/4/2011

Los primeros pasos del capitalismo en China

El acelerado crecimiento económico de China en la era Deng Xiaoping, prefigura hoy una de las grandes paradojas de nuestro siglo. Pues, la política oriental se resume en "Un país, dos sistemas". Con un régimen comunista y una economía de libre mercado, China se perfila hoy, como una de las grandes potencias de un futuro cercano

 Hace 200 años, le preguntaron a Napoleón qué pensaba de China. El emperador francés respondió: "Allí duerme un gigante. Dejémoslo que duerma, porque cuando despierte se moverá el mundo entero
China es hoy una potencia que crece desde hace más de una década, al asombroso ritmo económico del 10% anual.
Lo cierto es que por estas tierras orientales se ha impuesto la universalización de los valores vinculados con la prosperidad occidental: el hedonismo pequeño burgués.
Esta nación milenaria ha cambiado los arrozales por los grandes centros de compra y ha adoptado en gran medida el modelo capitalista, dejando de lado la revolución proletaria.

Datos Estadísticos de la Economía de mercado en China

De acuerdo con una encuesta de GlobeScan realizada en 2005 en 20 países, los chinos son los que más creen que la economía de mercado es el mejor sistema para el futuro del mundo. Nada menos que el 74% de los chinos consultados se decantaron por dicha respuesta (y el 71% de los norteamericanos, el 43% de los rusos, el 36% de los franceses). Se trata de un resultado sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta que, hasta 1979, en China era el Gobierno quien tomaba todas y cada una de las decisiones económicas


Las simpatías de los chinos por el capitalismo se reflejan también en un estudio llevado a cabo el año pasado por el Chicago Council on Global Affairs: el 87% de los consultados entonces pensaban que la globalización era beneficiosa para su país, sobre todo en lo que tenía de mayor interconexión de las distintas economías nacionales. Los norteamericanos que sostenían lo mismo no eran sino el 60%, y sólo el 54% de los indios.

No debe sorprendernos que los chinos apoyen la globalización, ya que ésta ha hecho posible que China se abra al mundo, crezca a un ritmo aceleradísimo y reduzca sustancialmente sus niveles de pobreza (cada año abandonan la miseria millones de chinos). Al ampliar los horizontes y multiplicar las oportunidades de la gente, la globalización ha presionado para que el Partido Comunista dé luz verde a las privatizaciones y permita al mercado funcionar, todo lo cual ha causado un impacto positivo en la sociedad civil.

Hoy, los chinos pueden ser dueños de sus viviendas, gestionar sus propios negocios y buscar trabajo en el sector privado. Todo ello era imposible e impensable en los tiempos de la autarquía y la planificación central. Hoy, los estudiantes de bachillerato de Shanghai estudian en sus libros de texto la globalización y las reformas económicas sin tener que vérselas con Mao.

La globalización ha beneficiado a China y a la economía global. A pesar de que los cambios han afectado a millones de trabajadores chinos, la encuesta del Chicago Council reflejaba que el 65% de los chinos consultados creían que el comercio internacional resulta beneficioso para la estabilidad laboral de los trabajadores. Dicha opinión sólo la compartía el 30% de los norteamericanos.

Evidentemente, el objetivo del comercio no es proteger el empleo de nadie, sino crear riqueza. Y en estos momentos el mundo es más rico de lo que lo era hace un par de décadas. La apertura comercial, la revolución de la información y la integración financiera se han combinado con las reformas pro mercado para procurar a China y al resto del mundo un futuro espléndido.

Una de las lecciones que han aprendido los chinos es que, a la hora de combatir la pobreza, es preferible introducir los cambios institucionales pertinentes que recibir ayuda extranjera o abandonarse al intervencionismo estatal. No hace muchas décadas, la miseria se concentraba en Asia, no en África. Hoy, las cosas han cambiado sustancialmente... para los asiáticos, y la ayuda extranjera no ha conseguido que mejore la vida de los africanos más pobres.

China ha avanzado mucho, pero todavía le falta mucho para ser una economía de mercado. Ha de expandir el alcance de los derechos de propiedad, incrementar la transparencia de su sistema judicial y permitir el libre flujo de la información. Asimismo, debe hacer del yuan una moneda plenamente convertible.

De poco sirve abrir el Partido Comunista a los capitalistas y reformar la Constitución para dotar de protección a la propiedad privada si la justicia no es independiente. Por otro lado, no hay mercado libre sin gente igualmente libre, así que China debe dotarse asimismo de libertad política. Así pues, y por decirlo pronto, el reto de China consiste en dotarse de un Estado de Derecho.

JAMES A. DORN, vicepresidente académico del
Cato Institute y director del Cato Journal.

China socialista quiere libre mercado

Es curioso, ver que como en las supuestas sociedades democraticas occidentales, y pongo claramente el dedo señalando a Uruguay, crece el descontento hacia el libre mercado, se le acusa de ser este el gran hacedor de todos los males que aquejan la sociedad y se buscan falsos mesias que prometen una vida mejor en ese supuesto paraiso llamado....socialismo del S.XXI.
Lo más curioso aún es ver como en aquellas sociedades, en aquellas personas que vivieron bajo regimenes socialistas, donde todo era de todos, nada era de nadie y nadie era ...supuestamente...más que nadie, creen que el libre mercado y la globalización es la salvación para sus problemas y la única forma de subsistir en este mundo.

miércoles, 1 de junio de 2011

Capitalismo En China


Una encuesta cubriendo 20 países, realizada por GlobeScan en 2005, descubrió que los chinos son quienes más creen (74%) que “la economía de mercado es el mejor sistema en el cual basar el futuro del mundo”. Se trata de un resultado sorprendente, cuando recordamos que hasta 1979 el gobierno chino tomaba absolutamente todas las decisiones económicas.
Esa misma encuesta determinó que en Estados Unidos la gente apoya también al libre mercado (71%), mientras que en Rusia el apoyo al capitalismo es débil (43%) y en Francia (36%) más débil aún.
El gran cambio de manera de pensar de los chinos respecto al capitalismo es confirmado por el estudio de opinión pública realizado en 2006 por el Chicago Council on Global Affairs: 87% de los encuestados en China piensan que “la globalización, especialmente la mayor interconexión de la economía de su país con otros alrededor del mundo, beneficia a la nación”. Ese resultado se compara con 60% en EE.UU. y 54% en India.
No debe sorprendernos que los chinos apoyen la globalización, la cual abrió a su país al resto del mundo, disparó el crecimiento económico y los cambios sociales, permitiendo que millones surgieran de la miseria. Al ampliar los horizontes y oportunidades de la gente, la globalización ha ejercido presión en el Partido Comunista Chino para que permita las privatizaciones y el funcionamiento del mercado, lográndose un impacto positivo en la sociedad civil.
Los chinos pueden ahora ser dueños de sus viviendas, operar sus propios negocios y buscar empleo en el sector privado. Tal libertad económica era imposible bajo la planificación central y la autarquía anterior. En una importante revista de negocios china,Caijing, aparece una fotografía de la Estatua de la Libertad en la misma página que el aviso de un condominio en Beijing. Y los estudiantes de bachillerato en Shangai leen discusiones sobre la globalización y reformas económicas en sus libros de texto, sin ninguna mención a Mao.
La liberalización del comercio ha beneficiado a China y a la economía global. A pesar de que millones de trabajadores chinos han sido afectados, la encuesta del Chicago Council muestra que 65% de los encuestados en China creen que “el comercio internacional beneficia la estabilidad laboral de los trabajadores”. Por el contrario, apenas 30% de los trabajadores en Estados Unidos piensa que el comercio internacional beneficia a los trabajadores.
Claro que el propósito del comercio no es proteger empleos sino crear riqueza y la riqueza a nivel mundial es mucho mayor hoy que hace un par de décadas. La apertura comercial, la revolución de la información y la integración financiera se han combinado con cambios institucionales que favorecen al mercado en ofrecer a China, y al resto del mundo, un espléndido futuro.
Una de las lecciones aprendidas en China es que la pobreza se combate mejor con cambios institucionales que con ayuda extranjera e intervención del gobierno. Hace varias décadas, la concentración de la miseria estaba en Asia, no en Africa. Hoy sucede lo contrario y la ayuda extranjera no ha mejorado la vida de los africanos más pobres.
De igual manera, el salario mínimo no es ninguna panacea. Los políticos ofrecen aumentar el salario mínimo, pero no encaran las causas fundamentales de la pobreza. Si el salario mínimo se fija por encima de lo que el mercado indica, los patronos contratarán a menos gente y cambiarán sus sistemas de producción, reemplazando mano de obra por maquinarias.
Hong Kong nunca tuvo salario mínimo y China no lo impone a nivel nacional. Aunque China ha avanzado mucho hacia una economía de mercado, falta todavía. Se requiere la expansión de los derechos de propiedad, justicia y transparencia en el sistema judicial, a la vez que el libre flujo de la información. Beijing también debe permitir la total convertibilidad de su moneda, el yuan.
Abrir el Partido Comunista Chino a los capitalistas y enmendar la constitución para proteger la propiedad privada no es suficiente si no hay jueces independientes. Pero ya erigieron una estatua de Adam Smith en la Universidad de Finanzas y Economía en Chengdu, algo que no se ve en las universidades de América Latina.
Si el futuro de China depende del libre comercio, tiene que contarse también con libertad política porque el libre mercado no existe sin gente libre. El reto es institucionalizar el estado de derecho que protege del estado a las personas y a sus propiedades.

Crecimiento económico en China

El impresionante crecimiento económico de China, asociado al gran crecimiento asiático, plantea nuevas cuestiones sobre el futuro de la economía mundial y particularmente sobre los sistemas económicos que orientarán este futuro.
En ese contexto se ubica el debate sobre el marxismo y la experiencia china.
En primer lugar está la cuestión del debate sobre el tema en si mismo. 
China se ha convertido en la segunda potencia mundial con un ímpetu que desafía todas las potencias existentes. Y los dirigentes de este país plantean que estos resultados son la consecuencia e la gestión de este proceso por el Estado Chino bajo la dirección del Partido Comunista. En cuanto a los éxitos de esta gestión pocos podrán cuestionarlo, pero seguramente los capitalistas que invierten en China deben creer que esta gestión debe ser mediatizada.
Es interesante ver como en este nuevo contexto se replantea la cuestión de la competencia entre los sistemas económicos. El profesor Wu Shuqing, ex-rector de la Universidad de Beijing, planteó, en su exposición sobre la orientación socialista de las reformas Chinas, los factores que permitieron este éxito.
Según él, ésta es la principal diferencia entre el modelo Chino y el Soviético. Mientras los chinos sabían claramente hacia dónde pretendían ir, y establecieron los ritmos y las dimensiones de la introducción de la propiedad privada en el país, los soviéticos se dejaron llevar por las propuestas ideológicas occidentales de la transición hacia el capitalismo y el método de los choques de política económica, perdiendo el control sobre los cambios.
Es interesante ver también como entiende esta situación el profesor Cheng Enfu, de la Universidad de Shangai. Según él estaría desarrollándose una gran competencia internacional sobre la dirección de la economía mundial, entre los principios de la planificación, bajo la dirección del Estado y del Partido, que utiliza el mercado como instrumento de desarrollo económico y los principios liberales que entregan al mercado la dirección del proceso. Hasta el momento, según él y sus confiados colegas, el principio de la dirección conciente del proceso de desarrollo se ha revelado más eficiente, en condiciones de disputa pacífica entre los principios del libre mercado o los de un mercado dirigido o administrado.
El Dr. Enfu está organizando, en Shangai, un gran encuentro internacional para crear una Asociación Internacional de Economía Política que tendría su próximo encuentro en Japón. Es interesante considerar que los mejores economistas japoneses insisten en la superioridad de la economía dirigida en permanente lucha en contra de los principios neoliberales. Se debe señalar también el aparición reciente del libro del profesor norte americano Rifkin demostrando las debilidades del llamado modelo capitalista anglo-sajón frente al modelo social europeo. Todos estos debates forman parte de la crisis del pensamiento único neoliberal, Pero en el caso de China, traen el peso de un proceso económico extremamente exitoso y de orientación socialista.

En el plano de las relaciones internacionales es interesante notar como está naciendo en China el concepto de competencia pacífica entre diferentes regímenes económicos, al mismo tiempo que el profesor Li Junru nos habla de un crecimiento o expansión pacífica de China como un nuevo camino del desarrollo. El profesor Li Gang habla de un camino de reformas con características chinas.
Uno puede imaginar que esta visión ofensiva y cada vez más optimista encuentre fuertes objeciones y un ambiente escéptico muy fuerte en los medios académicos y tecnocráticos sobretodo en Latinoamérica, REGIÓN DONDE LOS NEOLIBERALES INCRUSTADOS EN LOS BANCOS CENTRALES Y OTROS ORGANISMOS ALTAMENTE CENTRALIZADOS DEL ESTADO, resisten ciegamente a sucesivas derrotas electorales y a grandes movimientos de masa en contra de sus políticas macroeconómicas.

Revolución socialista En China

      En 1927 se produce una revuelta campesina en Hunan que está controlada por el PCC y es aplastada violentamente. Mao establece la primera base territorial comunista en las montañas de Hunan. Después de la derrota, el Ejército rojo, inicia la larga marcha, una huida de más de mil kilómetros.
     En 1937 estalla la guerra chino-japonesa, en la que se enfrentan al enemigo con un ejército chino y fortalecido. Los comunistas controlan un mayor territorio, dominan en el campo, mientras que los japoneses controlan las ciudades. Durante la guerra el prestigio del Ejército rojo crece mucho y se expande por toda China, sobre todo en el mundo rural.
     Al terminar la guerra mundial comienza la guerra civil por el control del poder en China, entre el Kuomintang y los comunistas. En 1949 termina la guerra y se proclama la República Popular de China, el 1 de octubre.Con el triunfo comunista se produce un cambio radical en la sociedad y la economía china, que no desconoce su pasado ni sus estructuras, por lo que crea un modelo nuevo de socialismo muy atractivo para los países del Tercer Mundo.
     Comienza un proceso de reforma agraria que será la base de la economía china. Se creó la comuna, que era al mismo tiempo una unidad de producción, sobre todo agrícola. Los medios de producción son colectivos, aunque al principio la explotación era individual. A partir de 1958 la explotación de las parcelas asignadas deja de ser individual y comienza a ser responsabilidad de un grupo: la brigada.
     Mao lanza en 1962 el «gran salto adelante», publica el «Libro rojo»,en el que plasma sus ideas sobre la revolución y la sociedad china.
     La política económica del PCC permitió una economía de subsistencia en la que apenas había excedentes que comercializar, y estos únicamente se vendían en las ciudades chinas.
     En 1976 muere Mao Tse-tung y se inicia en China un periodo de crisis e inestabilidad política y apertura.
     Esta apertura le abrirá las puertas de los países capitalistas. Con la incorporación de Hong Kong, China reúne en un sólo país dos sistemas económicos antagónicos: el comunista y el capitalista.